Editorial
La Cuarta Transformación está tardando en hacer realidad todas aquellas cosas que prometió el presidente en campaña. Podemos asegurar que nada nos haría más felices a los mexicanos que poder contar cosas buenas. El problema es que las cosas buenas se cuentan con los dedos de las manos y las malas ocurren a diario y se cuentan por miles. Que lo cuenten los padres de millones de niños que están perdiendo la oportunidad de un buen futuro por culpa de las miles de horas perdidas de estudios. Que lo cuenten los millones de pobres que cada día que pasa son más pobres. O las amas de casa que sienten como, cada día, sus ingresos les alcanzan para comprar menos que el mes anterior, porque la mentira de la baja inflación no se refleja en sus bolsillos y el crecimiento de 0.1 por ciento se festeja con bombo y platillo. O los que constantemente nos sentimos desamparados y observando con angustia la ineptitud, incapacidad y cobardía de las autoridades que actúan con toda complacencia a favor de los malos y en contra de los buenos.