Editorial
A cinco meses de que tomara protesta como presidente de la República, se perciben muchas dudas, confusiones e infinidad de inquietudes en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Un hombre que no sabe lo que quiere, que hoy afirma algo y mañana se contradice, que se ve dudoso cada vez que hace algún proyecto o sugerencia, que pretende que los mexicanos decidamos sobre cosas trascendentales para lo que lo elegimos con gobernante. Cada una de sus proposiciones es peor que la anterior, como el cerrar las Zonas Económicas Especiales (ZEE) que afectarán dejándose de invertir miles de millones de dólares en Guerrero. Faltan aún más de cinco años para que concluya su Gobierno; da horror lo que hemos visto hasta ahora. Varios de los elegidos para el gabinete nos sorprenden. Trajo de Canadá a Gómez Urrutia, con fama poco presumible, viejos que ya están agotados con dificultad para caminar y no se diga escuchar. ¿Qué le pasa a AMLO? Pretende que lo consideremos hombre de paz, justo, honesto, y está favoreciendo a personas poco justas y honradas y con un pasado que da miedo. Confiemos que solo se trate de la curva de aprendizaje y pronto endurezca su camino.