Editorial
Para nadie queda duda que México tiene una bandera hermosa, abundante de buena gente, lleno de inteligencia, de sabiduría, de olores y sabores exquisitos, miles de lugares bellos, en cualquier sitio se encuentra la solidaridad, la compasión, el acompañamiento. Sin embargo, somos un país que está enfermo y probablemente sea demencia, enfermedad degenerativa que se caracteriza por fallas de memoria y trastornos de conducta. México tiene graves fallas de memoria. Recién nos enteramos de las declaraciones del ministro Arturo Zaldívar respecto a la “operación de Estado” para proteger al matrimonio Calderón-Zavala tras el incendio de la guardería ABC en 2009. México ha olvidado los casos de la desaparición de los 43, el conflicto reciente en Aguililla, la liberación del hijo de El Chapo y de tantos más que no hemos olvidado porque no nos hemos enterado, pero que son cotidianos. México tiene graves problemas de conducta al acostumbrarnos de manera enfermiza a tolerar estas barbaridades. Toleramos patológicamente asesinatos, extorsiones y corrupción, entre otras conductas enfermas. México y su sociedad estamos enfermos y no parece haber en el horizonte algún tratamiento.