Editorial
Los debates de candidatos a puestos de elección popular constituyen un marco democrático para proveer información a los electores y mostrar las diferencias políticas entre los postulantes. En muchos países se convirtieron en un rito de la democracia. Sin embargo, en Guerrero, donde el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana derrochó dos millones de pesos para este ejercicio, estuvo al asedio de formatos ásperos, de lugares comunes y de candidaturas impresentables, y sin olvidar las fallas técnicas. Para los votantes indecisos, los debates pueden orientar la toma de decisiones al momento de sufragar. Sin embargo, el espectáculo que se realizó anoche, pareciera limitarse a un moderador que lanza preguntas a un alumnado en plena evaluación académica. Difícilmente el empobrecido ejercicio público de la democracia que ayer realizó el IEPC-Gro., servirá para convencer a los indecisos de tomar alguna opción política o, en el peor de los casos, de ir a votar.
