Editorial
Todos los líderes izquierdistas cuando llegan al poder, ya sea que lo hagan por la fuerza de las armas o por la vía democrática, tienen algo en común: tratan de perpetuarse en el poder y de libertadores se convierten en dictadores, como sucedió en Cuba con Fidel Castro, en Nicaragua con Daniel Ortega y lo mismo sucedió en Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro, que han sido verdaderos tiranos. Hasta hoy el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que no tiene intención de perpetuarse y se retirará de la política cuando acabe su periodo. Sin embargo, causa alarma que los legisladores de Morena, busquen mantenerlo en el poder alegando que en 6 años no es posible sacar a flote la maltrecha nave del Estado. La codependencia del legislativo con el ejecutivo requiere, ante todo, legisladores independientes, con visión clara de la dignidad que implica ejercer un cargo de representación popular. Buen juicio y dignidad es lo que demandamos de los diputados y senadores.
