Editorial
Con ansias de seguir proyectándose ante los mexicanos como persona sencilla que no gusta de lujos ni ostentaciones, el presidente Andrés Manuel López Obrador viaja en vuelos comerciales, se mezcla entre la gente cuando hay oportunidad, etcétera, sin pensar quizás en los riesgos que esta actitud representa. Varios cibernautas han dado cuenta en redes sociales de las veces que se han encontrado al presidente AMLO en los aviones, a quien sin ninguna restricción saludan. Aunque, para muchos esta actitud es aplaudida, deberíamos tener más precaución en este tema, sobre todo porque vivimos en el México que vio morir a Luis Donaldo Colosio frente a miles de testigos y sigue el caso sin resolverse. El hecho de no aceptar la custodia de las guardias presidenciales representa en sí una situación de riesgo que no debe asumir. López Obrador no es un ciudadano cualquiera, es nada menos que el presidente de la República, al que hay que custodiar y proteger en cada momento a su persona, por lo que representa su alta investidura política.