Editorial
Para las elecciones intermedias del 2021, queremos una nueva ética política en la que haya el interés de Guerrero, lo prioritario. La honradez de los militantes en partidos políticos austeros y al servicio de la sociedad. Claridad y no manipulación. Ejercicio pleno del derecho. Contacto permanente, diálogo y ejercicio de la voluntad popular. Cumplimiento del mandato constitucional para el equilibrio de poder. No venderse por los bonos, y aún más: no usar la política con interés partidista, sino para beneficiar a la sociedad. ¿Será esto un idealismo político? Claro que no. Sin embargo, para poder exigir un Gobierno competente, honrado, que respete a la ciudadanía y que cumpla con sus obligaciones, tendríamos que empezar con nuestra persona. Integrar estos valores en nuestra vida cotidiana nos daría la fuerza necesaria para exigir honestamente. No podemos exigir lo que no somos. Empecemos por nuestra casa. Hay que dar fortaleza a la lucha.