Editorial
Ahora que la crisis económica provocada por el Coronavirus ha cambiado el mapa político, ha subido a la palestra del dominio público el tema de la reducción de diputados y senadores plurinominales. El hartazgo de la ciudadanía hacia la clase política clama para que se haga mejor uso de los recursos públicos y se reduzca el gasto de dinero por parte de las autoridades. Así planteadas las demandas, parece que la respuesta es menos plurinominales, pero la realidad es que estos hombres son esenciales para el buen manejo de la ingeniería política del país. De antemano sabemos que la principal virtud para ganar un puesto de elección popular es la imagen. Subordinadas a ésta, quedan la inteligencia y el conocimiento. Por lo tanto, la forma más sencilla de que las personas con gran conocimiento lleguen a ocupar puestos importantes para dar órdenes es la elección plurinominal. En pocas palabras, plurinominales son necesarios para la democracia, sin embargo, no deben usarse como forma de colocar a amantes, esposas o familiares de políticos.
