Editorial
En nuestra Constitución Política está contenido el proyecto histórico de la nación mexicana. En distintos tiempos, la norma suprema se ha modificado para responder a diversas circunstancias; no obstante, en su esencia está definido el estado democrático de derecho, republicano, representativo y federal, el cual debe regir al pacto social surgido de una revolución armada. Tomar el pulso a los sentimientos, aspiraciones y razones de la población nacional en los claroscuros de una nueva dinámica mundial es un imperativo, a efecto de ajustar las normas que mantengan nuestra capacidad de autodeterminación digna y soberana. Existen voces en torno a la necesidad de una “nueva” Constitución con la llegada de la Cuarta Transformación, algunas auténticas otras oportunistas y, por lo mismo, es necesaria una convocatoria seria y formal a una revisión y actualización sensata de lo que fuese en su tiempo la más avanzada en materia de derechos sociales sin haber descuidado las garantías individuales.
