*Cambiarse de partido ofrece la posibilidad de ganar el poder; la deslealtad o la disidencia partidista comenzaron a ser rentables para el líder de Generación Revolucionaria
Por Rangel Ventura
Acapulco de Juárez, Gro., 25 de Agosto de 2019.- Las líneas ideológicas de la izquierda y la derecha se han difuminado en Guerrero rumbo a las elecciones del 2021. El transfuguismo de diversos políticos entre los principales partidos ha acaparado la información política rumbo a unos comicios en los que habrá más de 3.400 cargos en juego.
Uno de los casos recientes fue el líder estatal de Generación Revolucionaria Guerrero (GRG), organización filial al PRI, Bernardo Neri Benítez, quien aplicando la lapidaria frase de que, “cuando el barco se hunde, los primeros que huyen son las ratas”, ha decidido abandonar las filas del tricolor y encontrar refugio en un nuevo partido… pero con viejas mañas.
Este sábado se observó al político venido a menos, con su conocido estilo ventajista viendo que el barco se está hundiendo en el PRI, huyendo al partido que está buscando su registro: “Redes Sociales Progresistas (RSP)”, quien tuvo su sesión plenaria para conseguir su registro en el Mundo Imperial Expo Forum de Acapulco.
En redes sociales circularon fotos de este personaje participando en la conformación de RSP como partido, por lo que los militantes atoyaquenses mostraron su repudio contra Neri Benítez, y hubo quien posteó: “este personaje quien le había jurado lealtad al partido (PRI) y al gobernador Héctor Astudillo y pues con ello no es la primera vez que actúa así ya se ha cambiado a varios institutos políticos”.
No es la primera vez que Bernardo Neri abandona al PRI después de fracasar en su intento de obtener la candidatura a la presidencia municipal de Atoyac de Álvarez. Pues su historial de militar en el PRD, Movimiento Ciudadano o cualquiera que le permita vivir del erario público, ha sido del dominio público entre los priistas de ese municipio de la Costa Grande.
Lamentablemente en anteriores dirigencias del Comité Directivo Estatal del PRI, hubo no solo quien le perdonó su traición, sino, que incluso, le regalaron una regiduría para su hermano en el ayuntamiento de Atoyac, como premio por haber vuelto al ruedo, causando malestar entre los fieles priistas que por años han buscado un espacio en el gobierno municipal.
Lo que más ha molestado entre los priistas de sepa, es que en poco tiempo Neri Benítez ha logrado amasar una gran fortuna producto de su deslealtad, de venderse al mejor postor, porque como manifiestan los inconformes, solo así ha conseguido huertas, constructoras, casas en Cuernavaca, Chilpancingo, Acapulco y Atoyac, por mencionar algo. “Porque cuando se vende a ‘X’ partido, realmente recibe grandes cantidades de dinero o puestos para él y su familia, mientras que los incautos que lo siguen solo despensas y medicamentos caducados les da”, lamentaron.
Neri afianzó su carrera en el PRI haciendo oposición al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y vitoreando al gobernador Héctor Astudillo. No obstante, Bernardo abrazó este sábado el proyecto de Redes Sociales Progresistas (RSP), cuyos líderes se han mostrado abiertos a apoyar las causas del gobierno de AMLO.
Durante el régimen presidencial priísta (1929-2000) el transfuguismo no fue un problema: la disciplina, la unidad partidista y la lealtad hacia la línea presidencial funcionaron en gran medida para consolidar la clase política del “partido hegemónico”. Al que traicionaba al partido se le castigaba en sus aspiraciones políticas.
En la alternancia política en Guerrero rumbo al 2021, sin embargo, el transfuguismo es parte de la forma de hacer política de personajes como Bernardo Neri Benítez: cambiarse de partido ofrece la posibilidad de ganar el poder. La deslealtad o la disidencia partidista comenzaron a ser rentables para Neri: presentarse con otras siglas a las elecciones y romper, por ende, con el viejo régimen priista que lo formó, fue más atractivo para alcanzar su ambiciosa meta de por fin vivir del erario público del ayuntamiento de Atoyac. (Por Rangel Ventura)