Editorial
Es un mal constante de nuestras legislaturas, tanto locales como federal, el crear sin ninguna discreción leyes para quedar bien como políticos. De nada sirve que México tenga tantas y buenas leyes si al final no se cumplen. Las leyes que se están redactando y las instituciones que se están formando supuestamente buscan castigar el delito, pero de manera reactiva o correctiva, y esto, al igual que la prohibición, no funciona. Las leyes y las instituciones tienen que lograr un efecto preventivo, disuasivo. Es definitivamente más efectivo y extremadamente menos costoso presupuestal y socialmente. Y ambas, leyes e instituciones, para que sean efectivas y funcionales tienen que tener disponible toda la información relevante para que el efecto preventivo, disuasivo, funcione. La sociedad tiene que contar con un Sistema de Información que sea integral de toda la Administración pública.