Editorial
Las nuevas generaciones o no saben, o no están interesadas en saber el acontecimiento de la masacre de Tlatelolco, que provocó el movimiento estudiantil del 68. Afortunadamente, el pasado sábado, solo un pequeño grupo de porros con intereses obscuros golpearon a estudiantes que se manifestaban pacíficamente. Aquí lo importante es investigar quién está intentando desestabilizar a la UNAM, de quién es la mano que mueve los hilos de los títeres porriles, por qué tanto interés en comenzar un conflicto e intentarlo hacerlo crecer. Lo bueno fue la reacción de la gran mayoría de la comunidad universitaria manifestándose pacíficamente contra estos actos cavernícolas porriles, dejando claro que en los tiempos modernos no hay cabida para este tipo de violencia irracional. Un aplauso para los verdaderos estudiantes porque tienen claro en su mente el lema que surgió del movimiento del 68: «El 2 de octubre no se olvida» porque quien olvida su historia está condenado a repetirla. Nunca más la violencia como represión, nunca más la violencia al servicio de obscuros intereses políticos, nunca más estudiantes masacrados por titiriteros que organizan la violencia para lograr sus perversos fines.