Editorial
Resulta una gran alegría que el Instituto Nacional Electoral (INE) haya quitado por fin los registros a los partidos Encuentro Social (PES), Redes Sociales Progresistas (RSP) y Fuerza México (FxM), que solo postularon artistas y famosos como candidatos y solo habían derivado en una caja chica de Morena del dirigente Mario Delgado Carrillo y también del propio presidente, Andrés Manuel López Obrador. Pero independientemente de que no alcanzaran el 3 por ciento de la votación válida emitida en la elección del pasado 6 de junio, al igual que los partidos Verde Ecologista y Movimiento Ciudadano, que en Guerrero siguen siendo sucursal de Luis Walton; las autoridades electorales deben ser más estrictas en cuanto a la prostitución de los partidos. Esto, porque políticos como los dirigentes de los referidos anduvieron como “chapulines” de un partido a otro ofreciendo declinar a sus candidatos a cambio de prebendas; es decir, se ha vuelto un deporte con pocas reglas o sin que se apliquen los ya existentes.