Editorial
Después de las elecciones del 6 de junio, los alcaldes comenzarán a presentar su último informe de gobierno, sin embargo, para muchos es ya un acto obsoleto. Para los que aún asisten, solo oyen tantos números y porcentajes que creen que están oyendo otro idioma y no entiende nada, y los que sí entienden los números y porcentajes, sabemos que lo que están diciendo es mentira. Es una pérdida de tiempo y dinero, ya que, con la propaganda que hacen constantemente, todos sabemos, o creemos saber, lo que está pasando. Lo extraño es que no únicamente nos están mintiendo de lo malo, sino también de lo bueno, porque, así como los gobiernos municipales quieren vanagloriarse negando la corrupción, la violencia, el conflicto de intereses y el rumbo perdido, también hacen menos a la sociedad que trabaja, que aporta, que produce pese a la falta de rumbo. Para ellos, ni una palabra, como si todo lo bueno que ocurriera en sus ayuntamientos fuera exclusividad de los gobernantes. Para compensar, deberían sentarse a escuchar lo que estamos haciendo los ciudadanos. Tal vez aprendan.
