Editorial
Las motivaciones humanas son iguales en todos los países. Los banqueros, que prestan dinero ajeno, lo hacen por lucro, sin importarles si les pagarán o no, ya que los que sufrirán las pérdidas serán los ahorradores que confiaron en ellos. Los que reciben los préstamos, gobiernos y empresarios de pocos escrúpulos, gastan y roban descaradamente lo que reciben a sabiendas de que ellos no tendrán que pagar, pues endosarán las pérdidas a los contribuyentes o a los accionistas, cuando no sean “rescatados” por los propios gobiernos. Esta transferencia de riqueza de los muchos a unas pocas manos, es la causa principal de la pobreza y privaciones de nuestros países, Estados Unidos y México, entre otros. Esto es corrupción disimulada y falta de rendición de cuentas o impunidad. Allá como acá, se podría exigir justicia cobrando impuestos a la riqueza de los políticos y empresarios que se han beneficiado del endeudamiento y saqueo de erarios y ahorros, aunque todos sabemos que esto es ingenuo.