Editorial
No hay “acto” en el que intervengan políticos mexicanos en el que se prescinda del ineludible templete con su respectivo “presídium” y el letrero a sus espaldas en el que con grandes letras se describe la solemnidad del momento. Ya se trate de la inauguración de una obra o de una reunión con los representantes de algún “organismo”, no faltan los discursos y los ramos de flores para enaltecer las acciones y los «logros» de la Administración en funciones, ya sea local o federal. Más aún, tratándose de año electorero, no faltan los protagonistas que, desde el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, celebran que se ha reducido hasta un 16 por ciento la incidencia delictiva en Guerrero. Quizás porque no ha acudido a nuestra entidad. Tal vez porque no se han enterado sobre la ejecución de un ecologista defensor de bosques en la sierra. Probablemente desconocen del desplazamiento de familias de comunidades de Tierra Caliente por las disputas del narco. O los constantes feminicidios y desaparición de mujeres. Necesitamos menos publicidad y más acción.