*Realizan un mitin en La Cañada del Otatal, donde un 2 de diciembre de 1974 cayó abatido por las balas del ejército el guerrillero
Tecpan de Galeana, Gro., 02 de diciembre de 2020.- Representantes de varias organizaciones sociales, ayer acompañaron a la hija del comandante guerrillero Lucio Cabañas Barrientos, Micaela Cabañas Ayala, durante una larga jornada que inició a las 7:00 de la mañana, cuando se trasladaron desde La Y Griega, en Atoyac de Álvarez, hasta el punto conocido como La Cañada del Otatal, en la parte media de la sierra de Tecpan de Galeana.
En ese punto, ya por la tarde, hicieron una conmemoración para recordar la historia que dejó documentada quien fuera primero un modesto maestro rural, para después ser uno de los íconos de la lucha armada que alzó la voz por los más pobres del estado de Guerrero.
Juntos estuvieron Nicolás Chávez Adame, de la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero; Norma Mesino Mesino, de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS); María de los Ángeles Santiago Dionisio, hermana del también guerrillero Octaviano Santiago y Tita Radilla Martínez, vicepresidenta de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos en México (AFADEM), entre otros dirigentes, quienes colocaron una cruz de madera en el sitio donde habría quedado el cuerpo del comandante Lucio Cabañas.
Recordaron que Cabañas y diez de sus compañeros de lucha, fueron abatidos en la comunidad de El Ototal, en este municipio de Tecpan de Galeana, donde describieron que sobre la muerte del guerrillero se tejió la leyenda de que él mismo se había disparado en el cuello ante el asedio de la tropa y que un militar le dio el tiro de gracia, para después congraciarse con la oligarquía que en esos años gobernaba Guerrero y México.
Todo lo anterior, ocurrió después del secuestro del senador priísta, Rubén Figueroa Figueroa, quien también fue el candidato del PRI al gobierno del estado, para después llegar a ser uno de los gobernadores que actuó con mano dura en el transcurso del sexenio que le tocó encabezar.
Recordaron los momentos más álgidos y violentos en la entidad, al aplicar el régimen «su guerrera sucia» y de exterminio en contra de quienes decidían alzar la voz por los desprotegidos. (Por Alberto Solís Loeza)