Editorial
Las iniciativas del Partido Verde Ecologista de México son carentes de sustento para lograr una mejora real en México, y peor aún, en Guerrero, es prácticamente un partido satélite del PRI que amenaza con cambiar de “amo” y a servir ahora a los intereses de Morena, según la línea que reciban de su dirigencia nacional en próximos días. Cómo olvidar las funestas propuestas del PVEM, como la prohibición de los animales en los circos, en el que debió haber previsto el destino de éstos. Durante muchos meses se debatió qué hacer con ellos porque no eran recibidos en los zoológicos y por supuesto, luego de tantos años de vivir en cautiverio no podrían regresar a su hábitat natural. La mayoría de esos animales murieron o fueron vendidos de forma clandestina para aprovechar su piel. Y de los legisladores del Verde, ni sus luces, como cuando murieron cientos de peces en la laguna de Tecpan y en la playa de Zihuatanejo, o la mortandad de tortugas en Coyuca de Benítez. Pese a esta situación, resulta contradictorio que un gobierno de izquierda y que pregona la Cuarta Transformación busque una alianza con este partido.