Editorial
Apenas arrancó el proceso electoral y con ello el constante bombardeo de anuncios a los ciudadanos. Pobres de los muchos de guerrerenses que, a pesar de no pertenecer a ningún partido, tienen que chutarse los anuncios, según los mismos partidos, dirigidos solo a los militantes de los partidos. La verdad es que es ridículo que argumenten que la publicidad va dirigida a los militantes y que, antes de los anuncios, se escuche una voz que especifica que el anuncio no es para los ciudadanos. A fin de cuentas, quienes son invadidos en la intimidad de su red social, periódico, televisor o radio somos los ciudadanos de a pie. Lo peor es que el Instituto Nacional Electoral (INE) apoya el engaño. No hay peor ciego que el que no quiere ver: las precampañas son amañadas. Al final terminan por convertirse en prótesis de las campañas electorales, en extensiones de éstas que buscan influir en el voto de los ciudadanos y no de los militantes. Mucho es lo que del erario se ahorraría si se decidiera dejar de gastar en las precampañas y todo se redujera a las campañas electorales.