Editorial
Lamentablemente algunos grupúsculos aún no entienden que los derechos humanos son de todos los humanos, no de unas cuantas. ¿Dónde empiezan y dónde terminan? Como dijo Benito Juárez: «El respeto al derecho ajeno es la paz». El derecho de una persona termina donde empieza el derecho de la otra y viceversa. Lo que ha venido sucediendo con colectivos de feministas que han dañado cuadros, vandalizados inmuebles, pintarrajeado paredes, entre otras cosas, es abrumador, ¿Las manifestaciones contra una injusticia tienen derecho a pisotear los derechos de personas ajenas al problema? Se afectan los derechos y el acceso a la justicia de terceros y se utiliza como pretexto el derecho a la manifestación para justificar el abuso y el vandalismo. Esto no puede seguir sucediendo. La libre manifestación es una cosa, la tolerancia del abuso es algo muy diferente. Creo que ya es hora de que se usen la autoridad y los derechos humanos para el bien común y no el de unas cuantas. Los derechos de las mujeres se terminan donde empiezan los derechos de los mexicanos.
