Editorial
Luego que se diera a conocer que la SCJN echó abajo la llamada “Ley Bonilla”, surge la interrogante, qué va a pasar con aquellos diputados de Baja California que aprobaron desde el Congreso esa ley sabiendo que era un fraude. Lamentablemente, hoy existe una constante en toda clase de medios políticos, legales, sociales, tribunales y hasta de negocios: imponer la propia voluntad y de intereses de grupo o de una persona aunque no se tenga la razón. Incluso existe una salida: el abuso de los amparos y de las controversias constitucionales, aunque no se ganen, con tal de que la justicia se demore y se moleste a la contraparte. Al respecto, sólo existen dos preguntas: ¿a dónde queremos llevar a nuestro País con esa clase de malas actitudes? ¿Es este el México que queremos heredar a nuestros hijos? Urge que los tres poderes de la Unión y los institutos autónomos emprendan una cruzada y campaña conjunta a nivel nacional para rescatar los valores y mejorar la actitud de toda la sociedad mexicana.