Editorial
El Covid-19 dejará una secuela de hambre y pobreza en Guerrero. Aunque los gobiernos del estado y federal han implementado diferentes medidas para evitar la propagación del virus, que van desde la restricción de la movilidad hasta el aislamiento obligatorio, éstas tendrán consecuencias directas sobre el funcionamiento de los sistemas alimentarios y serán más profundas según el tiempo que dure su aplicación en ausencia de políticas complementarias. La crisis sanitaria compromete la sostenibilidad de las empresas, el nivel de empleo, y con ello los ingresos familiares y la seguridad alimentaria. Estos efectos crecerán en magnitud a medida que los periodos de inactividad económica se prolonguen. Cabe recordar que antes de la pandemia, producto del fracaso del Programa Nacional de Fertilizante Gratuito, varias comunidades de la Sierra y de la Montaña se encontraban en “inseguridad alimentaria”, antes de la aparición de los primeros casos de Coronavirus. Esperemos que los gobierno implementen lo antes posible estrategias “post-Covid-19”, con el objetivo de retomar la senda de crecimiento sostenible e inclusivo.