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LOS APODOS, ALIAS, MAL NOMBRE Y SOBRENOMBRE

  • Por Diario Objetivo
  • 17/02/2023
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LOS APODOS, ALIAS, MAL NOMBRE Y SOBRENOMBRE

Por César González Guerrero.

Con el tiempo podemos comprender que las etapas de la vida del ser humano, desde su gestación, sirven para desarrollar habilidades, destrezas y experiencias. Ya sea en el campo o la ciudad.

Por lo que se refiere al área rural, cualquier acción o demostración de sus actitudes va definiendo su personalidad y se llega al extremo del surgimiento de los llamados «apodos», también conocidos como «alias», «sobrenombre» o «mal nombre». En algunos casos no agradables o de mal gusto.

Si el pequeño se mueve en el vientre de la madre se dice va a ser «futbolista». Si la madre durante la gestación come mucho, el pequeño será «tragón». Si al nacer la criatura succiona su dedo será «chupadedo»; aunque acá en mi tierra se les dice «mamadedo». El apodo también se utiliza en función del nombre y de la actividad que desempeña el individuo. Y así sucesivamente.

Lo grave de esto es que cuando llegan a la edad escolar, desde kínder hasta la superior, ese apodo continúa y es causa de muchos problemas.

Aunque ahora existen leyes que sancionan este hecho, y se le llama «bullyng», la marca queda grabada en la comunidad.

El tema de los apodos ha servido para bien o para mal, ya que en algunos casos se auto apodan con el fin de ser identificados como personas «malas» o «temidas». Con ello se hacen famosos y se hacen respetar.

Este tipo de apodos acá en la Costa Chica abundan que hasta corridos se arreglan. Como, por ejemplo: «la gallinita», «la mula bronca», «el zanatón», «el animal», «el caballo sin rienda «, «el alacrán «, «la yegua», » el burro», «el culebro», «la chiva», y así la lista es interminable.

Por supuesto, cada pueblo tiene su fama al respecto, destacando siempre la valentía y la leyenda de cada quien. Lo que sí es cierto es que la mayoría de los personajes son muy populares y en ocasiones riesgoso mencionarlos por su apodo.

De no existir confianza o de no «llevarse así», es preferible no mencionarlos. Hacerlo a veces es una ofensa. Otras veces es un orgullo.

Muchas personas, hombres y mujeres, se adaptan a la voz popular, pero otros rechazan que se les mencione por su apodo.

Ahora, con las nuevas leyes, más vale respetar y señalarlo por su nombre oficial.

En algunos pueblos existen personas que toda la gente los identifica por su apodo, pero jamás se lo dicen… obviamente son los últimos en saberlo.

Es más, hay quienes son más conocidos por su apodo que por su nombre.

Como quiera que sea, son costumbres de los pueblos rurales y urbanos, que aún persisten.
En oficinas, escuelas, centros de trabajo, etc. no faltan. Ante esta situación real y auténticamente popular lo mejor es respetar.

Quizá en otra ocasión se pueda relacionar una interminable lista de apodos en Guerrero…. aunque siempre serán repetitivos y tal vez coincidan con muchos más de otros lugares de México.

En la Costa Chica de Guerrero quizá se presentan más casos que otras regiones.
Ya veremos.

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