Editorial
Las actuales políticas sociales del gobierno de la Cuarta Transformación son prisioneras de la democracia universal; los programas sociales, como están concebidos, son como tirar el dinero a un pozo sin fondo, ya que sólo sirven para instrumentar la compra de votos y no para enseñar a la gente a ganarse la vida con los recursos que tiene a su alrededor. El voto en países como México no debía ser universal, se debe tener cierta educación para ejercer el voto responsablemente y no votar por la última despensa regalada, porque toda esta gente es nada más masa para los partidos políticos a costa de nuestros bolsillos, y más perverso que esto es que esa ayuda se gestione a través de deuda. Parece que el sentido común en la política no existe; pero, bueno, los políticos no tienen ningún escrúpulo en hacer lo que sea con tal de poder acceder al poder y mantenerse en él, y a México que se lo lleve la crisis, la inseguridad y la corrupción. Gracias a la democracia universal, los gobiernos no quieren dar educación al pueblo para que no se les encarezca el voto.