Editorial
Por pura curiosidad, los mexicanos deberíamos hacer cuentas. Resulta que nuestros brillantes políticos y gobernantes van a gastar 401,967 millones de pesos para el próximo año. Aunque la intención de AMLO es buena, cabe resaltar que un programa puede llevar lineamientos para funcionar, pero no siempre tiene reglas de operación. Eso lo hace vulnerable a corrupción y mal desempeño. Aunque este año se ejerció la mitad del recurso que se invertirá en el 2020, los resultados resultan tan tristes como el corazón de quienes deberían ser beneficiados. Si de esa enorme cantidad de dinero le hubieran repartido un millón de pesos a cada uno de los 53 millones de pobres existentes en nuestro país (más lo que se acumulen esta semana) creo que sus carencias se habrían visto aliviadas y con mucho. Todos ganamos nadie pierde, los pobres tienen para asegurar su futuro, el País tendría un ahorro de 150 millones de pesos y tanto nuestros gobernantes como toda la sociedad tranquilizarían su conciencia. No cabe duda que la democracia funciona sólo cuando los ciudadanos exigen a todos los que ejercen el poder rendición de cuentas de todo el dinero que gastan, y cuando se lo roban los meten en la cárcel y los obligan a devolver lo robado.
