Por Víctor Cardona
Cuando llegué a la ciudad de Atoyac en 1978, unos vecinos me hicieron creer que era un “robachicos”, unos le decían “El Viejo Pelón”, “El Karma” y “El Caminante” o simplemente “El Viejo del Costal”. A mí me daba miedo encontrarlo por la calle pensaba que me llevaría amarrado en su costal. Ahora sé que se llama Bernabé Gervasio Mendoza, originario de El Salto, hijo de Lino Gervasio y Juana Mendoza.
Siendo todavía un adolescente de 13 años se traumó cuando encontró a su padrastro ardiendo carbonizado y a unos desconocidos despedazados después de una explosión de dinamita en El Salto, parte serrana del municipio de Atoyac.
Fue en 1958 cuando dos hombres llegaron a El Salto preguntando por la cascada, querían pescar con dinamita, traían varias canillas dinamitas y una caja de fulminante. Los dos desconocidos encontraron a don Eligio Benítez, a quien de cariño le decía Lico, y le pidieron que los llevara a la cascada para pescar.
Al llegar a la cascada dejaron el fulminante en el sol y con el calor se prendieron provocando una explosión cuyo estruendo se escuchó hasta Pie de la Cuesta. Se rescató el cadáver de don Lico Benítez. Los dos desconocidos quedaron desbaratados hasta la fecha no sabe quiénes fueron.
Berna iba con su padrastro pero se regresó a la casa por una reatas, por eso no lo alcanzó la explosión. Después de eso Bernabé se fue unos años de El Salto y a su regreso se dedicó a deambular con su costal colgado por las ciudades circunvecinas de Atoyac. El no mendiga dinero, únicamente pide comida.
Tiene familia en El Salto, en El Ciruelar y en la Olímpica. Sus medios hermanos fueron: Josefina, Asunción y Mardonio Benítez Mendoza. Se sabe que Berna profesaba la fe espiritista, es “Un hermano espiritual”.