Editorial
Resulta incomprensible para muchos guerrerenses la incapacidad o ignorancia de los actuales presidentes municipales, para castigar los robos y fraudes que tanto se la pasan chillando en los medios de comunicación, de parte de sus antecesores, aun cuando desde sus campañas políticas lo sabían y prometían combatir los actos de corrupción. Mientras algunos alcaldes solo actúan como “bebé” al que le quitan su paleta, en la Auditoría Superior del Estado (ASE) se venció el plazo para que los ediles presentaran sus quejas. Es penoso que solo existan quejas de las nuevas autoridades por los millones y millones que transaron sus anteriores. Hasta hoy no vemos procesos contra ediles que se llevaron hasta los utensilios para hacer aseo, o sea, contra esos que hasta con la escoba y bote de basura arrasaron en el famoso “Año de Hidalgo”. ¿Qué pasa con la impunidad en que vivimos? El poder legítimo es para hacer justicia, no para llorar como indefensos.