Editorial
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y toda autoridad vinculada con el sector de las gaseras, deben aplicar un programa orientado a erradicar el robo de combustible a usuarios por parte de piperos que alteran el sistema de trasiego de sus unidades y despachan aire mezclado con el producto, como la historia nos ha hecho recordar con tragedias como lo sucedido en Cuajimalpa, en Milpa Alta o en Comitlán. Las acciones pueden ser aleatorias, no precisamente crear un ejército de verificadores que persigan a las pipas de todas las empresas como las que operan en Guerrero, y cuyo personal roba impunemente ordeñando los cilindros de gas. Otra opción puede ser obligar a las gaseras a cambiar los sistemas de suministro para terminar con este robo, pues simplemente basta comparar cuánto dura un cilindro llenado en la gasera y una carga de tanque estacionario.
