Editorial
Reciente México firmó el T-MEC que reemplaza al Tratado de Libre Comercio (TLC). Tras años de estar escuchando las palabras “competitividad” y “globalización” de boca de políticos que, en su mayoría, jamás habían estado involucrados en la industria ni el comercio. A raíz de los últimos titulares se podría pensar que efectivamente los mexicanos hemos logrado un sitio preponderante en la “competitividad” y la “globalización”. Lástima que sea en el ramo de la inseguridad y la violencia. ¿Por qué? Debe haber una razón, o ¿es mera casualidad? Quizás sea porque al abrir indiscriminadamente las fronteras a cambio de nada, y de importarlo todo, sobre todo productos agrícolas, se perdieron miles y miles de pequeñas y medianas empresas, y cientos de miles de empleos. ¿No será que lo único que quedó para producir y exportar, porque no lo importamos, sean precisamente sustancias prohibidas (mota y amapola)? Ojalá estemos equivocados, pero bien haríamos todos en pensar, meditar, y debatir seriamente en “por qué” estamos en tan “honroso” sitio mundial.
