Editorial
La tragicomedia de la política mexicana ha sido tan constante, que la capacidad de asombro ya fue perdida entre los mexicanos, por lo repetitivo que resultan los casos. Como ha sucedido con otros personajes “oscuros”, el exgobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como ‘El Bronco’, se le «escapará» a las autoridades; aunque ayer fue vinculado a proceso por el delito de uso de recursos de procedencia ilícita durante su campaña presidencial del 2018, la justicia en México es tan “prostituible” que sus flamantes abogados no tardan en tramitar sendos amparos para dejarlo libre. Pronto será exonerado de toda responsabilidad porque el Ministerio Público y el juez no integraron bien el expediente o por desvanecimiento de pruebas o porque no había elementos para proceder. Este es el paradigma del sacrosanto Estado de derecho a la mexicana, esto es, a la medida de corruptos, ladrones y prevaricadores, siempre y cuando pertenezcan a alguna mafia política, financiera o económica, pues, si son luchadores sociales o ciudadanos de a pie, les será despiadadamente aplicada la ley.