Editorial
Combatir la inseguridad y la corrupción en México no se arregla con crear nuevas dependencias especializadas o porque dicha responsabilidad quede dentro de una ya existente, al contrario, esto solo engrosa la burocracia y ataca el erario público. En el pasado se creó la Secretaría de Seguridad Pública, resultado: nada pasó, más que muchos gastos. El gobierno de Enrique Peña Nieto suprimió dicha dependencia y mandó esa función a Gobernación, tampoco pasó gran cosa. También se creó la Secretaría de la Función Pública, y de igual forma hace un papel gris como sus similares, la PROFECO y el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado. Hemos vivido ya los dos ensayos posibles y ninguno ha dado el resultado y, por el contrario, la inseguridad y corrupción continúan. Lo que falta es honradez, eficacia, eficiencia y ganas por alcanzar el objetivo planeado. El problema es de corrupción, no del nombre de la dependencia, ni a cargo de qué dependencia está asignada. ¿Es tan difícil darse cuenta de ello?