Editorial
Mientras Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Samuel García, Marko Cortes, Ricardo Monreal, entre otros, ya andan haciendo escándalo para conseguir la Silla Grande en Los Pinos, la verdad es que el futuro de México sigue siendo incierto, debido a las deplorables condiciones para administrar el país por la crisis provocada por la pandemia del Covid-19. Pudiendo ser uno de los países más prósperos del mundo, nos encontramos hundidos en un marasmo político, social y económico del que aparentemente no se puede salir. Los gastos improductivos de gobiernos anteriores fueron tales que se dobló la deuda pública desde que Enrique Peña Nieto llegó a la Presidencia de la República. Esta situación, por supuesto agrava el déficit ya magno tradicional de México, arrastrando a la disminución de las reservas del Banco de México, aumentando la inflación y depauperando aún más a los grupos más vulnerables del País. Necesitamos que el Gobierno dé un golpe de timón audaz para detener este escenario crítico y caótico y nos encarrilemos a una situación digna y de trabajo para todos, a la que tenemos derecho. Si no se hace esto rápido, pronto no quedará nada que gobernar.
