Editorial
En México existe la clase intocable, y a ésta pertenecen los políticos. ¿Cómo es posible que la austeridad republicana no haya tocado ni un solo peso a diputados, senadores, partidos políticos, consejeros del INE, magistrados, jueces, etcétera, que tienen asignadas cantidades de miles de millones de pesos para sus gastos, en la mayoría de los casos personales (camionetas, personal de seguridad, viajes, seguro de gastos médicos, dietas y un sinnúmero de gastos por otros conceptos)? Sin embargo, el Gobierno federal ha recortado gastos a rubros que son muy necesarios, principalmente en Guerrero, donde cerraron guarderías, comedores comunitarios en la Montaña, falta de medicinas en hospitales y tratamientos contra el cáncer. Parece que existe un contubernio entre el Gobierno y la clase política de que ninguno toca al otro y todos contentos, y el pueblo, que siga o empeore, al fin no puede hacer nada.
