Es un cuento de nunca acabar la triste historia de la Normal Rural de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos y sus estudiantes que, a lo largo de los años, se han caracterizado por actos de vandalismo “impunes” tolerados por los tres niveles de gobiernos. Unas muestras más de dichas actitudes radicales se registraron el viernes pasado en la caseta de cobro de Palo Blanco cerca de Chilpancingo.
La presentación con vida de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos en Iguala de la Independencia en el año 2014, es ya un pretexto que se está volviendo ancestral y milenario a lo largo de los futuros años. ¿Qué es lo que quieren los estudiantes normalistas? ¿Qué fuerzas oscuras y siniestras los orillan a cometer actos de vandalismo como los registrados el viernes pasado? ¿A qué se debe tanta tolerancia de los tres niveles de gobierno?, gobiernos van y gobiernos vienen y de los partidos que sean, pero eso no cambia la actitud de los normalistas de Ayotzinapa, ellos siguen cometiendo atrocidades como si nada pasara.
Siempre han tenido pretexto para salir a las calles y a efectuar diversos actos de vandalismo, han arremetido con edificios públicos, se han enfrentado con la policía de los tres órdenes de gobierno, toman como rehén a los autobuses de empresas privadas y las casetas de cobros en la autopista del sol y es el momento en que nadie los para.
Es una de las normales en el estado de Guerrero en donde se preparan a profesores rurales que siempre goza de privilegios y protección del mismo gobierno; tanto puede ser una piedra en el zapato para los gobiernos en turno o un mal necesario para el mismo gobierno del estado sin importar del partido que sea. Generaciones de estudiantes van y vienen; pero la ideología central se mantiene por el siglo de los siglos, la filosofía antigobiernista e izquierdista sigue floreciendo y cultivándose con la llegada de nuevas generaciones de jóvenes que ingresan a la normal sin encontrar un fundamento sólido y profundo por la cual continuar con esta forma de pensamiento que trasgrede el orden social, donde el pueblo y el mismo gobierno, solo están de espectadores.
Se han corrido comentarios del cierre de estas normal del estado, pero eso no va ser posible, es ilusorio pensar que el gobierno federal, estatal o cualquier fuerza política, pueda lograr el cierre de es esa escuela Normal Rural ubicada cerca de Tixtla. Así que no queda de otra al pueblo de Guerrero que seguir soportando y aguantando el comportamiento de estos muchachitos de Ayotzinapa.