Editorial
El empate entre la selección mexicana con el equipo de Costa Rica en la eliminatoria para el Mundial de Fútbol Qatar 2022, nos demuestra que el Estadio Azteca ya no pesa y hemos dejado de ser el “gigante de Concacaf”. Con el peligro de ir a repechaje, no se puede justificar el fracaso y no hacerle frente es la fórmula común que aplican los mediocres. En una ocasión el flamante responsable del deporte en México, Alfredo Castillo y cercano a Enrique Peña Nieto, dijo que las medallas no son el parámetro para medir el éxito en los Juegos Olímpicos. Mientras en México tenemos a funcionarios mediocres al frente de la política para impulsar los deportes, países como Estados Unidos, Canadá, Japón, etcétera, están invirtiendo tiempo y dinero en la preparación de sus deportistas para obtener triunfos. Habrá que exigirle al Comité del Mundial de Fútbol que implemente una copa de oro al éxito de los países que no obtienen triunfos o solo empatan sus juegos.
