Editorial
Es más que claro que los dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA) no desean elevar la calidad de los servicios de salud en plena pandemia en Guerrero. Su objetivo parece ser la toma de poder político y gozar de sus beneficios económicos. Deben percibir debilidad del Gobierno, ya que muchas de las acciones para presionarlo son manifiestamente ilícitas. Lo peor es que otras organizaciones sindicales están observando el desarrollo de este conflicto y buscan replicar las protestas para sacar canonjías. El Gobierno podría dar un golpe de timón y actuar fuertemente ante los presentes escándalos de corrupción, así como manifestar públicamente la posición del Estado frente a los señalamientos del personal médico que fueron desplazados por líderes para basificar a sus familiares en plazas administrativas que no son necesarias en hospitales y centros de salud. Diversas acciones, aprovechando estas coyunturas, pueden servir para que el Gobierno se arme de mayor autoridad y popularidad para poder enfrentar con éxito la amenaza que le representa el SNTSA y su eterna dirigente.