Editorial
Gobernar al estilo «esto se cumple porque lo ordena el Presidente» es lo que se hizo durante muchos sexenios con los gobiernos priistas, y las consecuencias, a la vista: miles de afectados por los bloqueos acompañados de violencia. El gobierno morenista está pagando el precio de su antecesor priista por haber usado a los «maestros» por años, alejándolos de las aulas para ayudarles a los partidos a alcanzar el poder. Ellos fueron determinantes en las elecciones a cambio de canonjías (plazas). Así, la mayoría de los que protestan hoy en día no son maestros de vocación, pues su trabajo por años ha sido electoral, no educacional. De ahí que el Gobierno debe tener presente que retirar manifestantes no es resolver el problema, pues más tardan en quitarlos que en regresar. La vigencia de las leyes no está supeditada a los decibeles de las protestas. No hay de otra, debe haber diálogo, aunque tardío. De lo contrario, la obligación del Estado de mantener la paz y la seguridad pública será también letra muerta.
