Editorial
Ahora que Saúl López Sollano abandone la Secretaría General de Gobierno para incorporarse al Senado, el próximo titular de la política interna del estado tendrá un gran reto. Porque la economía de Guerrero agonizante por la pandemia de Covid-19, principalmente, no está para aguantar este tipo de situaciones. Esta semana nuevamente nuestra entidad volvió a convulsionar con las protestas y bloqueos que se realizaron en Chilpancingo, Acapulco, y en las regiones de Costa Grande y Costa Chica, por parte de integrantes del Frente de Directores Encargados del Estado de Guerrero (FEDEEG), trabajadores del IEEJAG, maestros de la CETEG y trabajadores administrativos de la SEG. Lo curioso es que se siguen sumando a las manifestaciones trabajadores del sector salud, de la SAICA, Agroindustrias del Sur, y es muy probable que otras organizaciones que demandan audiencia con autoridades, también lo hagan en próximos días, por lo que urge que se entable un diálogo permanente para evitar que crezcan los problemas y los problemáticos. Porque unos piden pagos de salarios y bases. Otros, que terminen las protestas y bloqueos. Otros piden una mesa de diálogo.