Editorial
Nuestra principal fuente de economía, la empresa paraestatal encargada del petróleo se colapsa financieramente y resulta que no hay culpables. Mientras esto sucede en Pemex en nuestro país, en el año 2016 en Brasil, el expresidente Lula da Silva fue llevado a declarar sobre los escándalos de presunta corrupción en Petrobras (Petróleo de Brasil). Lo que nos llena de envidia, porque lamentablemente en nuestro país no se toca a quienes han llevado una situación escandalosa a Pemex, hasta que la ordeñaron en su totalidad y los precios del crudo han bajado en exceso. Ahora se trata de aclarar los porqués de la crisis de la empresa, pero nadie dice de Emilio Lozoya, exdirector de Pemex en el gobierno de Enrique Peña Nieto, quien sigue sin ser castigado, pese a ser delincuente confeso que prometió nombres y pruebas de “peces gordos” de la corrupción en la paraestatal. Al respecto, hay que buscar el hilo de corrupción en los últimos tres sexenios, a ver hasta dónde llega el hedor de la cloaca y si de casualidad pasa a traer a un expresidente mexicano.