Editorial
La descentralización de las secretarías de estado fue el compromiso número 54 del presidente Andrés Manuel López Obrador en su campaña de 2018. Lo que buscaba era quitar carga a la Ciudad de México y enviar a las distintas dependencias federales a los sitios que, a su consideración, era importante que estuvieran, como una estrategia de cercanía a la sociedad y para que se pudieran atender temas de interés en la región. Sin embargo, se avizora que habrá un “despido masivo” de trabajadores de las delegaciones federales, debido a los cambios de residencias. Hay que apretarse el cinturón y gastar menos, es la sugerencia del gobierno federal. La pregunta de los mexicanos es si los senadores, diputados y demás gobernantes, nuestra intocable clase política, ¿usará cinturón? O por eso no se sienten ni aludidos ni afectados por la Austeridad Republicana. ¿Piensan recortar presupuesto? ¿Por qué no empezar por dejar de dar dinero a los partidos políticos? Obviamente incluidos los que perdieron su registro, como el PES, RSP, FXM, entre otros satélites de Morena, y poner candados más fuertes para quienes deseen formar nuevos partidos.