Editorial
Hace poco más de un mes, la actriz Ingrid Martz compartió un terrorífico momento que sufrió mientras vacacionaba en las playas de Acapulco, luego de que una cuatrimoto casi le cae a su hija. Para nadie es un secreto que en el hermoso puerto se han construido muchos edificios de departamentos, inversiones multimillonarias que pagan impuestos, que son fuentes de trabajo para los acapulqueños y que pagan derechos a la Federación por el uso especial de las playas. Sin embargo, varios adolescentes y jovencitos con sus cuatrimotos tienen en “jaque” a toda la zona porque recorren la playa (prohibición contenida en el reglamento de la Zona Federal Marítimo Terrestre –ZOFEMAT-) a altas velocidades; ya ha habido accidentes y la autoridad no hace nada. Cruzar la playa para acceder al mar es como atravesar una avenida, hay que voltear hacia los dos lados. Debido a estos violadores de la ley los turistas han tenido que protegerse con toda clase de utensilios con lo que la playa más bonita de Acapulco se ve espantosa. Hasta hoy los llamados a la SEMARNAT han sido inútiles, hay una burocracia espantosa. Ése es el gran problema de este País: tenemos las leyes y reglamentos necesarios, pero no hay autoridad que los aplique.