Editorial
Una de las promesas de Andrés Manuel López Obrador rumbo a la presidencia fue sacar al Ejército de las calles, no obstante, no sólo no cumplió, sino que aunó la Guardia Nacional que suma 100 mil elementos distribuidos en el país. Llevamos ya mucho tiempo escuchando de los gobernadores, presidentes municipales, partidos políticos, diputados, senadores y demás involucrados sobre si la GN debe estar en las calles para combatir a la delincuencia organizada, y no se ponen de acuerdo. Ojalá al ver que cada día que pasa la delincuencia gana terreno en más partes de país, entiendan que, al tomar protesta como autoridad, ya no son más representantes de los partidos políticos, sino servidores de la sociedad. Hay algunos partidos que están en contra de militarizar al país, alcaldes que no lo aceptan y se rebelan, en otros niveles se pide una reforma constitucional, etcétera, y así se va pasando el tiempo y, como se ve, esto va a tardar mucho más, si es que se ponen de acuerdo. Mientras tanto la delincuencia, que sí está organizada, se dobla de la risa y sigue ganando. Por el bien de los mexicanos, esperemos que pronto los involucrados hagan a un lado el egoísmo e implementen el nuevo modelo de seguridad.