Editorial
Cientos de funcionarios públicos en los tres niveles de Gobierno, con amplia experiencia en Administración Pública, profesionistas de todas las materias con maestrías y doctorados y el País sigue con los mismos problemas de siempre, a pesar de la defensa a ultranza de los logros alcanzados. ¿Será incompetencia del Gobierno o ceguera de la población mandante (votante), que no se percata de la pérdida de oportunidades de vida, ahora que la tecnología y la globalización nos permiten darnos cuenta del mundo que nos rodea? ¿Será ese machismo mexicano y la defensa de esa frase que “¡Como México no hay dos!” y creemos que estamos mejor que muchos países del primer mundo. Pero la cosa es sencilla, el amor a México se refleja excepcionalmente en los servidores públicos que anteponen los intereses del País a los personales. El desamor a México se da normalmente en aquellos “servidores” que ocupan los tres o cuatro niveles superiores de gobierno, donde se les da el gasto y gran parte de éste se refleja en sus bolsillos.