Editorial
Ojalá los partidos políticos pusieran más atención en las personas a quienes postulan como candidatos, sobre todo tratándose de externos. En el ámbito comercial, cuando una empresa busca que le maquilen alguno de sus productos para ponerle su marca, se vuelve más escrupulosa para la implementación de los controles de calidad, ya que el nuevo producto llevará su marca. En la política, en cambio, se postulan candidatos que llevarán la marca del partido aparentemente sin el menor control de calidad, ya que, cuando cometen delitos o errores, buscan deslindarse de ellos diciendo que averiguarán “por qué fue postulado como candidato o quién fue quien lo postuló”. De ejemplo tenemos en Guerrero al tristemente célebre José Luis Abarca, defenestrado alcalde de Iguala por el caso de los 43 de Ayotzinapa, además del “Diputado Tequilero”, Saúl Beltrán Orozco, que resultó ser un líder criminal en San Miguel Totolapan; o, recientemente, el diputado federal de Morena señalado de violar a varios menores en Puebla. Ojalá los partidos dejaran de lado esas cuotas de poder y realmente eligieran a los mejores candidatos y no a aquellos que después dicen no conocer.