Editorial
Es triste que a un factor que podría hablar de modernidad en nuestra ciudad Capital, como lo es el uso de la bicicleta como medio de transporte y no sólo de diversión, se le vea como “molestia”. Al mismo tiempo vale la pena analizar el estado actual y el uso de las poquísimas ciclopistas señalizadas y delimitadas que existen en Guerrero. Tomemos las de la zona Diamante en el puerto de Acapulco y la de Ixtapa, Zihuatanejo; son usadas como estacionamiento por camionetas y camiones de reparto, lugar para descargar todo tipo de fluidos de automóviles que se descompusieron e incluso ponerse a arreglarlos ahí. En Chilpancingo, el encauzamiento del Río Huacapa es usado como ciclopista, pero los ciclistas corren peligro por la falta de cultura vial de los automovilistas, principalmente del transporte público. Hay que recordar que, el ciclista es un peatón a fin de cuentas que no quiere o no puede usar un auto y que en su bicicleta no estorba ni contamina. Cuando la mayoría de la población entienda esto, dejarán de criticarlos y agredirlos, y los cuidarán.