Editorial
Preocupa que el presidente AMLO ande inmiscuido en la política de su partido Morena y en las próximas elecciones, en lugar de atender los problemas económicos del país. Aunque no se trata de simular, pues recordemos que hace algunos sexenios un Presidente priista metió las manos para defender al peso como “perro” y así nos fue. Por eso cada vez que hace agua la nave nacional los mexicanos no podemos evitar acordarnos de la frase de Bill Clinton: “¡Es la economía, estúpido!”. Y no es que la inseguridad, la corrupción y la impunidad no sean importantes, pero la prioridad es satisfacer las necesidades de la población y evitar el hambre, la desnutrición y las enfermedades; tarea del sistema económico. Sin embargo, el gobierno sigue ensimismado en presumir datos macroeconómicos en lugar de modificar la política fiscal, monetaria y social para cambiar la realidad: uno de cada dos mexicanos vive en la pobreza, el promedio salarial es bajísimo, la salud y educación deficientes… Así que, si van a hacer algo, háganlo ya, antes de que los mexicanos adoptemos aquella frase de: “Debo, no niego. Pago, no tengo”.