Editorial
Aunque muchos critican al todavía presidente de Estados Unidos, Donald Trump por su populismo, su mal manejo de la pandemia, su ignorancia en ciertos temas que se exigen a un jefe de estado, lo cierto es que, a unas semanas de que entregue el poder al demócrata Joe Biden, pasará a la historia como de los pocos mandatarios gringos que no le declaró la guerra a ningún país. Cada presidente que llegaba a la Casa Blanca se dio a la tarea de proclamar la lucha contra el mal que aqueja al mundo. La nación heroína de la historia y el porvenir se lanzaba, cada que había un inquilino nuevo en Washington, a controlar la maldad indomable. Curiosamente, todas las luchas gringas, presentaban intereses energéticos (gasoductos valiosos para EE.UU). Como en el pasado USA justificó guerras, como la del Golfo, en Vietnan, para hacerse de petróleo, Estados Unidos con Trump no tuvo que justificar ninguna batalla para hacerse de poder político y económico. Aunque, esto no es lo impresionante, sino que durante mucho tiempo todos nos la creíamos. ¿Hasta cuándo seguirá Occidente apoyando y justificando las guerras de interés económico y político de Estados Unidos?
