Editorial
Si hay un cáncer que está afectando severamente a México, son los chapulines. Los mexicanos estamos cansados de políticos oportunistas comúnmente conocidos como “chapulines”. Deberían legislar para que los cargos obtenidos por elección popular sean irrenunciables salvo por dos cosas: por investigación judicial o por la muerte, pues nuestros Presidentes Municipales, diputados y senadores, después de que son elegidos por el voto popular, trabajan unos años y renuncian o piden licencia para dar un brinco cual vil chapulín a otra mejor posición para su conveniencia o la de su partido. Ya basta. Siempre son los mismos. Sólo dan vuelta en los puestos y eso se ha vuelto un círculo vicioso en todos los sentidos. Ojalá el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador mostrara su verdadero amor por México y enviara una iniciativa al Congreso de la Unión para que esta aberración se suspendiera en beneficio de todos los mexicanos.