Editorial
Tal vez sea por los sismos de 1985 que preocupe el tema de los terremotos en la Ciudad de México, por lo que lo ideal sería que estuviéramos siempre mejor preparados para cuando ocurran este tipo de eventualidades. Con el sismo del 2017 de 7.2 grados, nos dimos cuenta de que, en Guerrero, sobre todo en la Costa Chica, tenemos muchas construcciones que no soportarán otra sacudida de una intensidad similar. Afortunadamente no hubo víctimas, pero sí personas que no pudieron volver a sus hogares. Es momento de exigir a las autoridades que hagan respetar los planes de protección civil para que nadie habite en lugares peligrosos y reubique a las personas que perderán su patrimonio. Además, sería recomendable que la alerta sísmica pueda ser instalada en cualquier plataforma de la Costa, ya que no en todos los sistemas operativos funciona y eso hace que mucha gente no pueda ponerse a salvo a tiempo.
