Editorial
Es verdaderamente deplorable que los partidos políticos, sobre todo los pequeños, sigan recurriendo a personas ajenas a la política como el exportero de la selección mexicana, Jorge Campos, quien está siendo impulsado por el Partido Encuentro Solidario (PES) a la gubernatura de Guerrero o lo que sucedió con Cuauhtémoc Blanco en el ayuntamiento de Cuernavaca y ahora como gobernador de Morelos. Sin embargo, igualmente demeritorio es que la clase política se especialice cada vez más en robar recursos del erario, especializándose para pasar cualquier auditoría y manteniendo toda clase de privilegios. Por ejemplo, no es justo que a los trabajadores se les pague por horas y ya no haya horas extra, mientras que a los legisladores se les pague por encabezar cualquier comisión o por algún periodo extraordinario, aunque últimamente priorizaron sus vacaciones (o cuarentena, como se le quiera llamar) ante la problemática nacional por la pandemia del Covid-19.